La soledad incita a errores.



No es error cuando lo que haces es por sentirte acompañada,
No es error cuando lo que piensas es por sentirte abandonada,
No es error cuando lo que quieres es por sentirte adorada,
Y no, no es error si no ocultas nada.
A veces nos rompemos como plumas al vuelo,
A veces nos decoramos como guerras sin miedos,
A veces lloramos con lágrimas de hielo,
Y otras, otras veces, fallamos al quiero.